lunes, 27 de enero de 2014


En un mundo obsesionado por la juventud, ¿quién puede culpar a la alta costura de querer modernizarse? Sobre todo porque este artesanal oficio, que está cerca de cumplir 150 años, vive en el reducto de más tiránica renovación imaginable, la moda. Pero la transformación no resulta tarea fácil cuando, en esencia, eres una disciplina arcaica. La presentación de las colecciones de alta costura para primavera/verano 2014 que hoy termina en París se ha convertido en una conferencia sobre el futuro de los pocos artesanos que todavía pueden confeccionar bordados capaces de emocionar y también sobre como lograr que sus filigranas apelen a una nueva generación.

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